Exposición temporal

 

Colección Conca. Cuatro décadas de arte en Canarias

Es probable que durante el amplio periodo de actividad desarrollado por la Sala Conca, incluidos varios paréntesis obligados por crisis diversas y las aperturas y cierres concatenados de los distintos espacios con que contó, esta nunca fuera pensada con la pretensión de albergar algún día un museo, ni tampoco de convertirse en una suerte de manual de historia del arte, aún menos del arte canario. Sin embargo, el tiempo parece empujarla, de una u otra forma, a una presencia cada vez más nutrida y frecuente dentro de proyectos y fondos museísticos, públicos o privados, y también a que se active su eco en el debate abierto, a veces mera especulación, en torno al futuro de la colección aglutinada a lo largo de los años que duró esta experiencia impulsada por Gonzalo Díaz, el Conco. Por supuesto, resulta asimismo ineludible su mención indispensable en el corpus crítico y en la investigación académica sobre el acontecer cercano del arte en Canarias, especialmente al tratar de reconstruir, o al menos revisitar, el amplísimo espectro de destellos y sombras que iluminó aquellas décadas de cambio profundo y de carrera hacia la modernidad, protagonizadas por el arte joven, que fueron los setenta y ochenta del siglo XX.

La presente exposición no pretende configurar una selección depurada y exclusiva del muy amplio fondo –apabullante en número e impredecible en los encuentros– que aún permanece en el vetusto y ecléctico inmueble que albergó la sala Conca, ni tampoco busca reconstruir ni festejar nada en concreto, sino imaginar el recuerdo, como secuencia prolongada de instantáneas, de un espacio y un acontecer que marcó, de manera indiscutible, esa época importante y destacada, que consiguió mantener un pulso cultural profundo, anhelado de manera inevitable por quienes lo vivieron o ahora echan en falta ritmos con cadencia comparable; décadas durante las que tuvieron la oportunidad de exponer o darse a conocer –luego con fortunas dispares, ya sea por las vicisitudes de sus relaciones personales como por el posterior desarrollo de su trayectoria profesional– varias generaciones de artistas, fueran locales, nacionales o de países diversos, y con propuestas de las más variadas tendencias y aprovechando un amplio mundo de medios y formatos creativos y plásticos, testimonio significativo del acontecer cultural en las islas en aquel tiempo.

Eliseo G. Izquierdo