Exposición «Miradas perturbadoras. Rorschach, pareidolia y alquimia». Nota de prensa.

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Museo LM Arte Colección. La Laguna, Tenerife
07/07 – 01/10 de 2022

Recién cumplidos seis meses desde su apertura, LM Arte Colección inaugura este jueves 7 de julio su tercera exposición temporal, conformada por obras
procedes en su mayoría de los fondos del propio centro. Bajo el título Miradas perturbadoras. Rorschach, pareidolia y alquimia, la muestra parte de dos piezas en las que el conocido test del psicoanalista Henry Rorschach (del que se cumple ahora el centenario de su fallecimiento) tienen protagonismo: por un lado, Guccinam (1999), un c-print de imagen digital del artista estadounidense Jeremy Blake (1971-2007), en el que, como también ocurre en su famosa serie Winchester (que centró su exposición de 2003 en el MNCARS), las manchas usadas en la prueba psicológica aparecen en repetidas ocasiones, enfatizando su interés por explorar la redefinición de la imagen; y, junto a ella, una inquietante obra del artista canario Carlos Nicanor (1974), titulada precisamente Rorschach (2014), compuesta por dos grandes bloques negros de madera laminada cubiertos con polvo de grafito, que presentan una aparente simetría, en realidad complementaria.

En 1921 el psiquiatra y psicoanalista suizo Hermann Rorschach (Zúrich, 1884 –Herisau, 1922), hijo de pintor, publicó su conocido test (aunque en realidad se trata de un método proyectivo), consistente en un conjunto de 10 láminas con manchas de tinta, caracterizadas por su simetría bilateral y el carácter ambiguo. La interpretación de aquellas pinturas automáticas al ser mostradas a los pacientes examinados, permitía establecer hipótesis acerca de su funcionamiento psíquico.

Este juego entre la mirada y su valoración psicoanalítica tiene que ver, de forma general, con lo que conocemos por pareidolia, término asimismo de origen psiquiátrico que se refiere a la interpretación de imágenes aleatorias, o patrones de luces y sombras, como ocurre, por ejemplo, cuando creemos observar caras o animales en las formas de las nubes, en las brasas o sobre la corteza del tronco de un árbol. Se trata de una cuestión que enlaza con precedentes propios del ámbito creativo, como ya había planteado Leonardo da Vinci al hallar figuras en las humedades de un muro. Pero también con propuestas posteriores como las experimentaciones relacionadas con el automatismo surrealista. En este sentido, es bien conocido el caso de Óscar Domínguez y sus decalcomanías, cuyas manchas de tinta sugerían un magnífico universo que transitaba entre lo abisal y las oscuras grutas de los paisajes lávicos, un mundo que no sería difícil adivinar tampoco en las abstracciones líricas de artistas como Pino Ojeda o Yolanda Graziani, e incluso en el informalismo dramático de Manolo Millares (de quien se cumple el cincuentenario de su fallecimiento) o en las experimentaciones en torno a lo volcánico que hizo Felo Monzón.

Transcurridos 101 años desde su publicación, y pese a lo cuestionable que resulta desde el punto de vista científico y objetivo, aun hoy en día el test de Rorschach sigue utilizándose en diferentes ámbitos como herramienta de valoración de la personalidad. De cualquier manera, lo interesante del mismo es que, en definitiva, lo que busca no es la detección de patrones interpretativos de esas manchas y, por lo tanto, una regularidad o “normalidad” del intérprete, sino, todo lo contrario, las perturbaciones que parecerían alejarlo de aquellos valores de lectura a priori considerados lógicos. Miradas perturbadoras, por lo tanto, que, en este caso como espectadores frente a la obra de arte, consiguen activar el proceso alquímico de transmutación de la mancha y la materia en realidades otras.

Obras de: Fernando Álamo, Juan Pedro Ayala, Jeremy Blake, Pedro González, Yolanda Graziani, César Manrique, Manolo Millares, Felo
Monzón, Carlos Nicanor, Pino Ojeda, Amelia Pisaca, Ernesto Valcárcel y Kennedy Yanko.

Comisariado: Eliseo G. Izquierdo